La Actitud Adecuada
¿Alguna vez has querido hablar con alguien que no está dispuesto a escucharte? Puede ser tu cónyuge, alguien en la escuela, un compañero de trabajo o una persona en la iglesia. Sabes y puedes identificar que tiene una actitud extraña y que cualquier cosa que digas, no tendrá efecto en ellos. Para que haya comunicación, debe haber primero una disposición para escuchar a la otra persona. Es lo mismo con Dios.
Dios quiere hablarte, mostrarte su voluntad, sus magníficas promesas y sus palabras de amor hacia ti. Pero solamente podrá hacerlo en la medida en la que estés dispuesto a escucharlo. A esto le llamo tener la actitud adecuada para comunicarme con Dios. Si mi corazón lo busca por compromiso, por presión, o por satisfacer un requisito nada más, quizás no estoy acudiendo a Él con la actitud adecuada.
Podemos buscarlo a medio vapor, intermitentemente, cuando sentimos que el agua nos llega al cuello, religiosamente por cumplir un deber. Todas estas son actitudes que no van a rendir el mejor fruto. Por el contrario, Dios, nuestro Padre amoroso se deleita cuando lo buscamos por amor, por agradecimiento, con un deseo profundo de conocerlo a Él, con la convicción que Él nos escucha y se interesa en nosotros; con un corazón contrito y humillado reconociendo que lo necesitamos.
Aplicación
- ¿Estás viniendo a Dios a cada día con la actitud adecuada?
- Sabiendo que Dios pone tanto el querer como el hacer, ¿por qué no le pides a Él que te ayude a disponer tu corazón con la actitud adecuada para buscarlo.
Oración
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