Procesamiento Interno

04 enero, 2024
Salmo 119:11 RV60
En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.

En una computadora o teléfono inteligente, siempre hay una unidad de procesamiento de los datos que se llama CPU. El CPU es el encargado de procesar la información. En nuestra vida espiritual, hay algo similar a un CPU: se trata de nuestro corazón y a través de él procesamos todos los pensamientos, sentimientos y lo que somos básicamente.

Por lo general, operamos y vivimos con base en pensamientos. Esos pensamientos se convierten en acciones, que se convierten en hábitos, que se convierten en un estilo de vida. El problema es que muchas veces albergamos pensamientos equivocados en nuestra mente, mentiras del enemigo que destruyen nuestra vida.  

¿Cómo podemos entonces reemplazar esas mentiras por verdades? Memoriza la palabra y deja que el Espíritu Santo te la recuerde en el momento de la prueba. Como un educador del siglo 21, siempre pensé que los alumnos ahora deberían olvidarse de memorizar contenidos y más bien concentrarse en saber acceder a la información e interpretarla correctamente. Y aunque eso puede funcionar muy bien para datos históricos o hechos concretos, no funciona tan bien en el momento de la prueba o de la tentación. 

Cuando te enfrentas con una una lucha interna y una reacción llena de envidia ante el triunfo de los demás, será útil que tu sistema de procesamiento de pensamiento, es decir tu mente y tu corazón, te puedan alertar acerca de la mentira que estás creyendo y, sobre todo, traer a tu mente el principio bíblico liberador. Por eso es que memorizar ayuda tanto en este proceso.  

Entonces, memoriza la Palabra; repítela una y otra vez, escríbela en tu diario devocional, dibújala; decora tu versículo favorito, imprime tarjetas de presentación con los versículos que te interesan, crea imágenes para el fondo de tu celular con los pasajes que quieres recordar.

Aplicación

  • Comienza memorizando un versículo que te haya llamado la atención recientemente o en el que Dios te haya hablado. 
  • Escríbelo en un lugar donde lo puedas ver y repítelo espaciadamente cada día, luego cada semana hasta que lo sepas automáticamente.

Oración

Señor, ayúdame a almacenar tu palabra en mi sistema operativo. Que sea una parte integral de mí. Ayúdame a alimentar mi alma con tu verdad y que siempre pueda salir naturalmente de mis labios en el momento oportuno. 

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