Todo Es Un Regalo

Este versículo, escrito por Santiago, el hermano menor de Jesús, quien eventualmente reconoció a su hermano como el Mesías, habla de una verdad importante que nos ayuda a combatir 2 áreas negativas en nuestra vida:

• El orgullo
• La envidia

¿Cómo?

En primer lugar, se combate el orgullo porque este pasaje nos deja claro cuál es la verdadera fuente de éxito en nuestra vida. Nota que no es tu inteligencia, ni tu astucia, ni tu capacidad de hacer dinero, ni tu belleza, ni tu genética ni nada que venga de ti. Siento desilusionarte. Toda cosa buena que tú obtienes desciende de lo Alto. Es un regalo de Dios. Es algo inmerecido.

Eso significa que debes poner todo tu empeño en tu trabajo, en tu negocio, en tu iglesia, en tu grupo de crecimiento, en el libro que estás escribiendo, pero no olvides que quien te da la fuerza, la capacidad y el poder para hacerlo es el Dios Todopoderoso. Por lo tanto, que tu corazón no se llene de orgullo sino que le dé siempre la gloria a Dios.

Por otra parte y sobre la misma línea, este versículo te cuida de la envidia. Cuando tú ves el éxito de los demás y eso te hace sentir mal a ti, o te preguntas ¿por qué ella sí se casa y yo no?, o bien ¿por qué le dan el ascenso a él y no a mí?, entonces debes recordar que quien verdaderamente está promoviendo a tu compañero y quien verdaderamente está permitiendo que tu amiga se case es Dios. Él está enviando esas bendiciones sobre ellos. Y si eso es así, ¿quién eres tú o yo para estorbar las bendiciones de Dios en otros?

Por tanto, alégrate con los triunfos de los demás y dale el crédito a Dios por tus logros.